Hermann Hesse

Lobo Estepario

 

 

Yo voy, lobo estepario, trotando

por el mundo de nieve cubierto;

del abedul sale un cuervo volando,

y no cruzan ni liebres ni corzas el campo desierto.

 

Me enamora una corza ligera,

en el mundo no hay nada tan lindo y hermoso;

con mis dientes y zarpas de fiera

destrozara su cuerpo sabroso.

 

Y volviera mi afán a mi amada,

en sus muslos mordiendo la carne blanquísima,

y saciando mi sed en su sangre por mí derramada,

para aullar luego solo en la noche tristísima.

 

Una liebre bastará también a mi anhelo;

dulce sabe su carne en la noche callada y oscura.

¡Ay! ¿Por qué me abandona en letal desconsuelo

de la vida la parte más noble y más pura?

 

Vetas grises adquiere mi rabo peludo;

voy perdiendo la vista, me atacan las fiebres;

hace tiempo que estoy sin hogar y viudo

y que troto y que sueño con corzas y liebres

que mi triste destino ahuyenta y espanta.

 

Oigo al ave soplar en la noche de invierno,

hundo en nieve mi ardiente garganta,

y así voy llevando mi mísera alma al infierno.

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Âme

 

 

Âme

 

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