Enrique Lihn

Qué otra cosa se puede decir... 

 

Qué otra cosa se puede decir de la muerte

que sea desde ella, no sobre ella

Es una cosa sorda, muda y ciega

La antropomorfizamos en el temor de que no sea un sujeto

sino la tercera persona, no persona, "él" o "ella".

 

La mujer reemplazada en Klinger por una estatua yacente

sarcásticamente maternal, sobre cuyo pecho plano como una lápida, yo, el bebé

mezcla de sapo y ángel, miro a los espectadores con terror

nunca los mismos, siempre ausentes

como en un teatro

donde se representa una obra congelada.

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Âme

 

 

Âme

 

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