Enrique Lihn |
Qué otra cosa se puede decir... Qué otra cosa se puede decir de la muerte que sea desde ella, no sobre ella Es una cosa sorda, muda y ciega La antropomorfizamos en el temor de que no sea un sujeto sino la tercera persona, no persona, "él" o "ella". La mujer reemplazada en Klinger por una estatua yacente sarcásticamente maternal, sobre cuyo pecho plano como una lápida, yo, el bebé mezcla de sapo y ángel, miro a los espectadores con terror nunca los mismos, siempre ausentes como en un teatro donde se representa una obra congelada. |
Información de contacto: Âme Âme |
E-mail: suicidal.bastard@gmail.com |